Nuestros niños y nuestras mascotas conviven con productos que, por ser peligrosos para su salud, mantenemos fuera de su alcance para evitar su ingesta. Se trata en general de medicamentos, insecticidas y productos de limpieza.
Algo también a tomar en cuenta son las plantas que tenemos en nuestro hogar. Aún las más comunes pueden ser tóxicas o por lo menos irritantes a un simple contacto y básicamente hay que evitar la posibilidad de la ingesta de flores, frutos, hojas y tallos..
Los gatitos son bastante selectivos para elegir sus "juguetes", pero si pasan mucho tiempo solos pueden aburrirse y buscar entretenimiento mordiendo algunas de nuestras plantas, por eso es tan importante que tengan juguetes o cajas de cartón a disposición..
Muchas plantas ornamentales, sean de exterior o interior, en mayor o menor grado, son tóxicas al ingerirlas. Algunas provocan trastornos gastrointestinales con diarreas y vómito, otras dermatitis, trastornos oculares, disminución de la frecuencia cardíaca, paros respiratorios, todo dependiendo de la planta y la cantidad ingerida.
Entre las plantas comunes que pueden dañar a nuestro gatito podemos citar las denominadas lechosas, por la savia blanca que está en el interior del tallo, y las que detallamos a continuación:
Potus (Epipremnum aureum), estrella federal (Euphorbia pulcherrima), difenbaquia (Dieffenbachia), lirio (Lilium), hiedra (Hedera hélix), campanilla (Ipomoea), costilla de Adán (Monstera deliciosa), lirio de la paz (Spathiphyllum wallisii), hortensia (Hydrangea), muérdago (Ilex aquifolium), tulipán (Tulipa), caladio (Caladium hortulanum), jacinto (Hyacinthus), narciso (Narcissus), clivia (Clivia miniata), ciclamen (Cyclamen), crotón (Codiaeum), filodendro (Philodendron), etc.
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