lunes, 19 de noviembre de 2018
y... la Vida va...
El taxi avanzaba por la calle vieja, que
serpentea porque fue un arroyo, y ya desde lejos se veía la figura de un hombre
de mediana edad, recostado sobre la pared blanca. Al acercarse, se podían
distinguir más detalles, por ejemplo, que sostenía en sus manos dos pequeñas
vidas, Amelie y Clarise.
.- Hola, llegaste temprano!
.- Si, es que me dan tanta pena… ese arroyo
es como una maldición, ya cuando los dejan, siento el llanto, el desconsuelo y
si es de noche, no puedo ir a buscarlos, así que a veces lloran toda la noche,
a mis hijos y a mi nos parte el alma, por eso con los primeros rayos salimos a
ver donde están, los entramos, los confortamos… estas dos nenas llegaron hace
tres días, pero imposible traerlas antes, garrapatas, pulgas, en pánico, no
dejaban de llorar y esta coloradita… no sabemos con que sacarle la grasa…
.- bueno, dale C., entralas…!!!
Las deja, les hace un tierno cariño en las
cabecitas, las voluntarias que la entraron tienen cara de sueño, Sandra nos
propone un café con medialunas y después a empezar el trabajo, la pequeñita
tenía el mismo producto que Pulgarcita, la también “mini” gata que hoy lucha
por su vida, fueron atrapados con trampas “ecológicas“ para ratas, un pegote
difícil de quitar, aunque la cabeza dura de nuestra amiga y traductora del
felinus, Lady Mía U., hace que la pequeñita se bañe una vez, salió barro, otra
vez, salió más barro, la encremó y
empezó a quitar con la crema que había aflojado el pegamento, cuando éste salió
del todo, se encontró con que debajo había más barro y garrapatas… casi 6 horas
de su vida invirtió en que la pequeña brille como la vemos en las fotos, es una
preciosa colorada, alegre carácter, tímida, que a veces se prende de un dedo
como si fuera aún la teta de esa mamá que ya sabe, perdió parra siempre… otras
veces espía quien está en el patio, otras sale corriendo si alguien habla
fuerte, la mini colita entre las patas, todavía no sabe bien de que se trata la
vida, pero ya conoce de que se trata el humano… y mientras le enseñamos a
confiar en los confiables y detectar a los otros, en el Hogar vivimos aún un
DOMINICUS… porque la vida va…!
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