sábado, 22 de octubre de 2022
Johnny Black o el Calvario de un Gato Negro
Este diálogo se producía hace 3 días…
.-
hola les quiero contar que en mi barrio hay un gato mordido por un
perro... la gente dice que por la herida se le ve el cerebro, yo lo que
noté es que le arrancó los pelos y creo que parte de la piel en la nuca y
detrás de su oreja…realmente da impresión, y muestra signos de gran
dolor; acá, no sólo nadie quiere ayudarlo, nadie se involucra, sino que
lo asustan o se ríen y yo, trato de darle comida
con una pastilla antibiótica… agua.... pero ni siquiera puede masticar
bien… la verdad que me saca el sueño pensar como ayudarlo, aunque no se
bien como, quiero que se cure, buscarle una familia, es dócil, sólo que
se muestra asustadizo y desconfiado. Pienso como conseguirle una nueva
chance, calidad de vida, amor de una familia y no que su vida termine
muriendo en la calle sin absolutamente nadie que lo ayude… nadie.
.- Que barbaridad! Si es dócil y podes trasladarlo, le damos ingreso de urgencia hoy, mañana, cuando puedas! Decinos
.- gracias...x contestar! …sos la primer persona que me brinda un auxilio, después de tratar en siete protectoras…
Ayer,
por la mañana, Jonathan tocaba el timbre, traía con él una gatera, prestada por amigos que quisieron ayudar…
al abrirla… lamentablemente, tuvimos la certeza que siempre, habrá un
hecho que nos siga sorprendiendo… Sandra tomó a Johnny-Black en sus
brazos, él se mostraba desconfiado, pero entregado al fin, como
sintiendo que ya la energía que se respiraba allí era muy distinta de la
que lo había llevado hasta aquel barrio de gente tal vez honesta, tal
vez buena gente, pero indiferente al dolor ajeno…desafecto hasta de la
sensibilidad de aquel vecino que no se queda conforme con el aquí y
ahora…. Sí, en ese barrio la compasión siguió de largo… sólo Jonathan
con su juventud y su enorme corazón, se detuvieron ante lo que no
entendía, pero veía que era algo grave, muy grave….
El
cerebro? No… no se le ve el cerebro… pero la veterinaria sugirió
limpiar primero la herida para luego evaluar que hacer, en fin, primero debíamos contar con una herida
limpia, cosa que no sucedía.
Le dieron un calmante, Sandra esperó que haga efecto, mientras tanto lo
acariciaba, Johnny-Black es enorme y negro como un trozo de azabache,
bueno, manso, calmo… aunque al acariciarlo… algo notó que no cerraba con
la clásica mordedura de perro… tenía el borde de la herida rasurada ....
Cuando
el calmante hizo efecto, comenzaron con la toilette de la
herida, Sandra estaba siempre a su lado....…lo que vió… lo que vió la dejó sin habla, me acerqué a ella
porque la noté callada, pensativa, lo que vió, no sólo a ella, a ninguno
de nosotros nos dejó indiferentes…salvo nuestra mini-voluntaria, a
quien no permitimos que vea…
Johnny-Black
tenía un corte hecho en círculo, bordes limpios, un corte “perfecto”,
un gran disco de unos 12 cms de diámetro, hecho con un bisturí… allí
dentro faltaba la piel, había sido retirada en una evidente ceremonia de
algún tipo… lo que los vecinos llamaban “cerebro” era en realidad los
músculos, y la carne…
Un
silencio profundo invadió el Hogar… sabemos como combatir los efectos
de una mordedura de un perro, las consecuencias de una pelea de gatos,
un imbécil que en una moto se siente Superman si no frena ante un gato, ó
un indolente que no toca el freno de su auto, desplazado a más
velocidad que lo que permiten las leyes y el sentido común, sabemos que
hacer ante un bruto que golpea a un animal ó un ignorante que lo
abandona…
…pero….
…………pero…
…No….
para esto nos quedamos sin palabras… yo personalmente traduzco gatos
desde hace centurias… me jacto de decir que mucho he visto y que
muchísimo aprendí… sabía de ciertos rituales de la inquisición, donde se
“cuereaba” a un animal vivo… lo había leído como uno de los desbordes
medievales, sé de rituales actuales, sé, lo sé, por escucharlos, por
batallarlos, los conozco en forma oral, nunca me había enfrentado con el
resultado de uno de ellos…
Maldije,
pocas veces en mi vida lo hice, pero maldije la mano que blandió el
bisturí, sé que el karma no lo dejará impune, pero necesitaba más,
necesitaba maldecir, conectarme de algún modo con la violencia que
ejercieron sobre él, aunque más no fuera para hacer balanza en el
cosmos…
Al
final del día, y luego de sentir, como en varias oportunidades en los
últimos tiempos, una cierta vergüenza de ser “humano”, de preguntarme y
repreguntarnos, qué nos está pasando como sociedad? Que clase loco hace
esto? Que clase de monstruo? Es un humano como yo, como ustedes que
leen? Montañas de preguntas se agolparon en mi mente, sin respuesta casi
todas, sólo me limité a pedir que el Dios de los gatos nos permita
lograr el sueño de su rescatista, curarlo, que él quiera curarse y
encontrarle una bella familia… por lo demás… ya es un Lourdesiano, aquí
tendrá cobijo de la ferocidad del “afuera” la barrera somos nosotros, es
Sandra, la barrera es la coherencia para no perder toda esperanza…
Johnny-Black
soportó la curación, con ese estoicismo que sólo le he conocido a los
animales, ese umbral de dolor inverosímil para un humano, cuando fue
reponiéndose del calmante, sólo quiso entrar en la incubadora, de espaldas a
todo, y ahí quedó… como pensando…
Me
pregunté y le pregunté una y cien veces que pensaba, que quería decir,
que se queje, que grite de dolor, de bronca, de impotencia…
Johnny-Black sólo calló, y su silencio fue más enérgico, más poderoso, más hercúleo que cien, mil, millones de lamentos…
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